viernes, 20 de mayo de 2011
Estado del malestar
Yo también estoy harta. Harta de políticos que mienten, roban y no hacen más que insultarse jaleados por sus adeptos, y harta de empresarios y banqueros que cada vez disimulan menos lo que son, lo que siempre han sido (aunque haya honrosas excepciones, como se suele decir): auténticos vampiros, capaces de pedir a sus empleados que dejen de cobrar para ayudar a la empresa, cuando ellos reciben todos los meses nóminas millonarias con las que no solo podrían levantar su propia compañía, sino la economía de cualquier país africano. Llevaba dos años preguntándome por qué no nos echábamos a la calle para protestar por el asalto y el abuso cotidianos (que han estado siempre ahí, aunque ahora, con la crisis, se hayan agudizado), y parece que el momento ha llegado, aunque sea de forma tímida. Protesto desde aquí, protestaré desde la Puerta del Sol, y también desde las urnas. Todas las casas necesitan una reforma de vez en cuando, así que ¿por qué no reformar la nuestra? Lo está pidiendo a gritos.
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